Las resistencias se pueden clasificar en dos tipos principales según si el valor de la resistencia se puede cambiar o no: resistencias fijas y resistencias variables.
Resistencias fijas: el valor de resistencia de estas resistencias se determina en el momento de la fabricación y no cambia en condiciones normales de uso. Son el tipo de resistencia más común y se utilizan en una variedad de circuitos para proporcionar un valor de resistencia constante. Las resistencias fijas suelen tener dos extremos, que se pueden representar en un diagrama de circuito como una línea vertical, y la distancia entre los dos extremos indica su valor de resistencia.
A diferencia de las resistencias fijas, el valor de resistencia de las resistencias variables se puede cambiar mediante un ajuste externo. Esto los hace ideales para aplicaciones donde se requiere un control preciso del valor de resistencia. Las resistencias variables suelen tener tres terminales y un contacto deslizante que se puede mover a través del cuerpo de la resistencia para cambiar el valor de la resistencia. Los tipos comunes de resistencias variables incluyen potenciómetros y varistores de alambre deslizante.
Además de las resistencias fijas y variables, existe un tipo especial de resistencia llamada “resistencia sensible”, que puede cambiar su valor de resistencia en respuesta a cambios en las condiciones ambientales (p. ej., temperatura, presión, humedad, etc.).
A nivel estructural, el valor de resistencia de una resistencia fija se determina durante el proceso de fabricación y no cambia durante su vida útil. Por el contrario, el valor de resistencia de una resistencia variable se puede ajustar mecánica o electrónicamente. Sus partes internas suelen contener uno o más contactos que se deslizan o giran sobre el cuerpo de la resistencia para cambiar el valor de la resistencia.
Las resistencias fijas son adecuadas para aplicaciones que requieren precisión en los parámetros del circuito porque pueden proporcionar un valor de resistencia estable. Las resistencias fijas tienen una larga vida útil debido a su alta precisión y estabilidad. Por otro lado, las resistencias variables se utilizan principalmente cuando se requiere un ajuste dinámico del valor de la resistencia. Por ejemplo, para ajustar el volumen o cambiar el nivel de la señal en equipos de audio, o para lograr un control preciso de voltaje o corriente en sistemas de control automático.
Las resistencias fijas y las resistencias variables también difieren en los procesos de diseño y fabricación. Las resistencias fijas suelen utilizar tecnología de película delgada o gruesa, en la que se depositan materiales conductores sobre un sustrato para formar una resistencia. Las resistencias variables, por otro lado, pueden requerir una mecánica más compleja para garantizar que los contactos puedan moverse sin problemas. La elección entre resistencias fijas y variables también implica un equilibrio entre costo y rendimiento. Las resistencias fijas suelen ser menos costosas porque son relativamente sencillas de fabricar.
